¡Boom! Resonó potentísimamente al lado de una garita de Acassuso a eso de las 2am.
-La noche anterior…-
Era el cumpleaños del abuelo Lolo. Todos los primos y sus familias se juntaban alla por Barrio Parque Aguirre, al lado de la central de los mormones, Dios se apiade de sus almas. Una noche única, donde reinaba la alegría en esa familia. Los primos, menores de edad, también se divertían. Liderados por la inteligencia de Luis V, antes de que se empañara. Habían comido ya el asado, muy rico ya que estamos, y después disfrutaron del riquísimo Los Alpes. Por ese entonces Daniel no existía. Tenías a Pepe, pero nunca se podía contar con su rapidez para que te atienda. Le encantaba a Pepe las carreras de caballo. Y también a su hijo, Pepe Jr, que cuando lo llamabas a ver en que andaba el pedido, indudablemente te contestaba “ya te están tocando el timbre”. Por otro lado tenías Freddo, Vía Flaminia o Fragola. En todas te rompían el orto. Y considerando que los Silveyras era una familia que venía desde abajo, que siempre se la rebuscaron como pudieron, la opción fue la de la plaza de la calle Don Bosco. Allá a tres de Centenario. Sí, los Alpes.
Eso alegró enormemente a Luisqui. La razón, que venía con hielo seco. Casi que era más importante eso que el helado. Lamentablemente queridos lectores, el uso que le dió Lucker y sus hermanos y primos, no podrá replicarse en el país, ya que por un boludo que le metió hielo seco al fernet, lo prohibieron totalmente. ¿Se imaginan qué fue lo que hicieron con ese hielo? Se trata de una tradición ancestral.Lucker no se acuerda de quien le vino, pero cuestión que le llegó. Y a hacer bombas de hielo seco se ha dicho. Lo que detectaron los primos fue que cuanta màs agua le ponías a la botella, más rápido explotaba. Y más probable de que te reviente en la mano también, riesgos que estuvimos dispuestos a correr. Pienso que es como cuando jugas con fuego. No parás hasta que te quemas. No sé por qué es tan atractivo el fuego. Debe de tener algo espiritual.
Pero volviendo a lo nuestro. Primero tiraron una al medio del jardín. Tardó media hora en explotar. Ahí fue que descubrieron lo del agua. Después a Marcos se le ocurrió tirar una a la pileta. Magnánima la explosión. Cada bomba requería una dedicada preparación. Había que partir los hielos cosa que entren por el pico de la botella. Y había que agarrarlos con cuidado para que no quemen. Usábamos trapos o algo así.
Esa noche Luker no cerró los ojos tan rápido. Este nuevo conocimiento lo dejó asombrado. Siempre que algo asombra o genera dudas, hay que pensar. “¿Qué otra cosa podemos hacer con eso?” En esa época no había celulares. Como dice mi tía Mechita, eramos más felices. Pero la diversión no pasaba por grabar. “¿Qué hacer, qué hacer?” Hasta que la luz le cayó como un rayo.
Al día siguiente fueron él con Marquez y Pablo a los Alpes. Pidieron más hielo seco, fueron al Coto de Punta Chica, se afanaron unas botellas vacías con tapa, y volvieron al cuartel, donde se programaba todo.
“Hoy 2am vamos a despertar a algunos garitas. Cada uno lleva una botella cargada de hielo seco, y otra llena de agua”. Y así, volvieron a Acassuso. Con las primeras dos despertaron llenos de espanto a dos garitas. Uno salió cagando de su garita desenfundando un arma sin saber que hacer. Nos descostillamos de la risa. La última botella era la de Pueblo. Él quiso ir más alla. La puso dentro de la garita, abajo de la silla del que dormía. Nos alejamos prudentemente pero no tanto, como para ver. Para nuestra desgracia, el garita se despertó. Trató de desactivarla, pero no pudo. Entonces la tiró. Justo venía un ciclista por la calle. Cuando la botella estuvo a punto de colisionar con la bici, ésta explotó. Fue genial. El ciclista salió volando. Lo que no fue tan genial fue que aquel, al caer, se dió el bocho contra el cordón. Quedó tonto de por vida. No nos agarraron porque no dimos la cara.
Qué dejamos de moraleja entonces. ¿No proponer tirar bombas de hielo seco? ¿No ser cómplices? ¿No ir tan lejos con cómo usarlas? Si sos garita y te tiran una, ¿tener más cuidado con cómo deshacerte de ella? ¿No ser tan pelotudo y no ponerle hielo seco al fernet? Yo creo que la diversión sana no debe censurarse. Y los accidentes son parte de la vida. ¿Me quieren decir cómo puede ser que censuraron los fuegos artificiales, que lo tiró? Nos están castrando. Creo que no es tan grave que prohiban hielo seco o fuegos artificiales, sino mucho más, que la gente piense como una idiota y se coma el verso.
Luis María