- Sabes qué Peyton? Yo creo que hay personas que necesitan entender más, y otros, experimentar más.
- Ese es mi puto problema.
- Desarrolle.
- Estoy viendo como suicidarme.
-¿Te hablo como amigo o como estudioso?
- Estudioso por favor Lucas. Los amigos estan para bancar. Y yo me banco. Necesito nueva información.
- Okay, buen. La verdad no entiendo cuál es tu problema. Suicidate y dejate de joder.
- Pasa que también valoro vivir. Valoro las dos cosas. Porque mirá. Yo creo que está bueno descargar bronca, pero especialmente contra uno mismo cuando estás viviendo como me pasa a mí. Porque nadie quiere vivir sufriendo tanto. Es insoportable una vida así. Necesito saciarme. Necesito eliminarme. Es una necesidad. Un camino de satisfacción, ¿captás?
- Hmm, bastante. Pero no veo satisfacción posible estando muerto.
- No estás aportando nada nuevo.
- Perdón.
- Sos inteligente. Soluciones.
- No sabés nadar... ¿Confiás en mí? Andá y salta al río.
- O sea... ¿elijo morir nomás?
- Siempre te vamos a querer Peyton.
Agotado, vió que ese era su camino. Sintió gran alivio, y dandole un abrazo, encaró la costanera.
Ya estaba todo decidido.
Y, de lejos, Lucas le gritó: - Acordate que en el camino te vas a cruzar con el bulo abierto. Fijate si no te tenés que despedir ahí también!
El Patón siguió su camino.
Semana siguiente, en lo del Chino...
- BUENAS.
- Mirenlo al Pelotudo -, recibió Agustín.
- Para mí no es ningún pelotudo, insisto -, impuso Lechuga.
- Hola hermoso -, se acercó Lucas con una sonrisa de chape -. Pensé que no ibas a volver por acá.
- Eh, sí. Ese era el plan. Pero el plan cambió.
- ¿A cuál de esas bellezas amaste?
- Já, no. No llegué tan lejos. Iba caminando por el medio de la calle, un auto pasó por el cruce, freno a diez centímetros, y pensé que lo tenía que cagar a trompadas desde que me puteó por saltar sobre el capot re caliente. Pero se lo abollé tanto que pensé que era suficiente y me fui corriendo riendome. Después me fui a lo de Guille y nos pusimos a ver "tele".
- Nadie te está escuchando Patón desde hace diez minutos. Callate y traé tres birras.
- Para mí que sea cerveza -, dijo Manuel.